viernes, 20 de noviembre de 2009

Un país de soñadores

Rompo un duradero silencio para reflexionar brevemente sobre el insomnio británico. Todos los días tengo clases a las nueve y media. Para estándares venezolanos esto es tarde, en la UCAB el horario matutino normal comenzaba a las 7. Dado el célebre tráfico de Caracas, esto requería despertarse a las 5 y media si querías tener alguna esperanza de llegar a la hora.

Acá en cambio, la persona que vive más lejos vive a media hora caminando del salón. Con despertarte a las 8 y media tienes tiempo para ducharte y desayunar cómodamente. Ahora deben estar esperando el punchline de esta entrada. Y es que nunca he visto a tanta gente cabecear o literalmente quedarse dormida en clases.

No puede ser porque la gente se queda hasta tarde bebiendo; todo aquí cierra a las 11. No es por lo aburrido de las clases; sino en la Católica se dormiría medio mundo. Tampoco es por falta de café, hay una máquina a un minuto del salón para quien quiera. Mi teoría es que aire acondicionado y sillas cómodas ponen a dormir a cualquiera. La comidad física del estudiante, entonces, es enemiga de su concentración. Mientras más a gusto esté en el salón, no se concentrará más, sino que se irá a dormir. Lo cual podría explicar lo incómodo del clásico pupitre: es una herramienta para garantizar que los alumnos estén despiertos hasta en las peores clases.

martes, 27 de octubre de 2009

Pregunta cretina III: en el supermercado

Sonará patético e inmaduro pero antes de mi mudanza a Oxford tenía muy escasa experiencia de compras, por no decir nula. Cómo mis queridos lectores seguramente anticipan, para el no iniciado el supermercado presenta un sinfín de preguntas cretinas, desde encontrar la sal (ya la conseguí) o el té (hasta el día de hoy ni idea), a cómo cocinar las vainas que te pasan por delante. Pero lo que más me confunde son los precios.

El ejemplo de hoy es la cola. Una botella de dos litros de Coca-Cola cuesta libra y media. La marca del supermercado cuesta una libra la botella. Dizque con sabor mejorado. Sin duda estos precios tienen sentido, yo al menos estoy dispuesto a pagar media libra más para beber algo que conozco, de un sabor al que ya me acostumbré, y seguramente habrá gente que no. Pero después hay cola del supermercado "básica". Cuesta 19 peniques, y aparentemente existieron suficientes dudas sobre el tema que necesitan aclarar que tiene gas. Esto me lleva a las preguntas cretinas del día:

¿Cómo carrizo lograron que esto cueste 5 veces menos que la cola no básica? Y, ¿de qué estará hecha que cuesta tan poco?

martes, 13 de octubre de 2009

Psicología de clase

No es una teoría sociológica nueva, sino un fenómeno interesante que he observado en mi nuevo salón. En todo salón de clases hay gente que copia mucho y gente que copia poco. Hasta hace poco, yo era de los que no copiaba casi nada en clases. Si me hacía falta algo más extenso, se lo pedía a un amigo.

La dinámica cambia cuando estás en un salón nuevo con gente nueva, a un nivel superior. No sabes que saben los demás, que conocimiento tienen que les permite entender algo que tú no entendiste. Cuando ves a tu vecino copiar algo que ignoraste, te comienzas a preguntar si lo que creías era un detalle instrascendente es algo sumamente importante. Naturalmente tú no eres el único. Todos andan en las mismas. Entonces tienes a gente copiando en cadena, la inseguridad de uno reforzado la del otro, hasta que todos terminamos copiando idioteces innecesarias por el miedo a estar perdiendo algo.

domingo, 11 de octubre de 2009

Principios de vida

Mi periodo favorito en la historia es la Francia del siglo XIX. Es la historia de un país profundamente dividido, por región, por clase, pero más que nada políticamente. Un país dónde monarquistas (y de más de un tipo) tienen que convivir con republicanos, liberales con socialistas, anticlericales con creyentes, donde existían casi todas las opiniones políticas imaginables. Y todo esto, no en un paísito insignificante, sino en Francia. El caso es que me leo un libro de la época, y me encuentro con esta cita. Me cuesta mucho traducir la cita entonces va en inglés.

"I understand passions, shady interests, even vices. I do not understand stupidity, and I do not resign myself to it."
-Francois Guizot

Me siento muy identificado, y creo que habla por si sola. De paso, es el tipo que de verdad inventó la famosa cita de quien no es socialista (en su caso republicano) a los 20 le falta corazón, pero a quien lo es a los 30 le falta cerebro, tan adaptada. También tiene esta perla:

"Pueden amontonar sus calumnias todo lo que quieran: jamás alcanzarán la altura de mi desdén."

sábado, 3 de octubre de 2009

La imporancia de ser Igor

Venezuela es la tierra de los nombres raros. Te puedes llamar cualquier vaina, y la gente no pone caras, ni pregunta insistentemente acerca del origen etimológico del nombre. En Inglaterra, sin embargo, las cosas cambian. Presentarme a cualquier persona involucra en la gran mayoría de los casos dar explicaciones.

Las conversaciones suelen ir como sigue. Doy mi nombre. Me preguntan de dónde soy. Digo que venezolano. Pero Igor no suena como un nombre venezolano, dicen. Ahí tengo explicar que me llamo Igor porque es común en el País Vasco, y desciendo por parte de padre de vascos. Sí, claro que es ruso también, pero no es por eso. Claro, el País Vasco es una región de 3 millones de personas, con lo que alguna gente no sabe qué es y queda más confundida aún. Me imagino que cuando la ETA estaba en su apogeo era más fácil, pero hemos medio desaparecido del mapa.

Pero mi origen vasco no es el único detalle de mi vida que tengo que compartir. Tengo un acento en inglés que suena gringo a los oídos no gringos (para quienes mi acento es un misterio), lo cual naturalmente invita a la pregunta de si he vivido en los Estados Unidos. Entonces dos terceras partes de las personas que conozco se enteran de que veo mucha tele gringa por cable, que es la explicación más sencilla que tengo a mi acento.

Podrá sonar que me estoy quejando, pero nada más lejano de la verdad. Todo lo de ser venezolano con nombre vasco y acento gringo prolonga un par de minutos las introducciones y en ocasiones ha dado origen a conversas interesantes.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Cultura rápida

Estando en Madrid en camino a Oxford (voy a estudiar allá) veo un afiche de McDonald's que ofrece un helado con un barra de Kit Kat por un euro. Entre las cosas buenas que tiene la comida rápida es su uniformidad: no será la mejor comida pero tienes seguro qué es lo que estás comiendo. El caso es que entro al lugar, y me di cuenta que por mucho que la comida sea uniforme, la cultura que se desarrolla alrededor de ella no. Mi primer encuentro con eso lo tuve en Budapest, dónde tuve la particular experiencia de ver un grupo de chamos pasando el rato en un Burger King, como si de un bar se tratara.

El caso es que en Madrid las costumbres son distintas. En Venezuela uno pide un combo y punto; hay gente excéntrica que lo que les provoca son un papas y piden eso, pero el común denominador entiende comer rápido como un paquete completo. Acá por algún motivo no, la gente pide hamburguesas sueltas, papas sueltas, hasta refrescos sueltos. Ni idea el porqué.

Pero lo más raro fue en la cola. Una mujer que llegó luego tampoco entiendo, con lo que quizás no sea un hábito local, pero dónde estaba había una cola para todas las cajas, y surgía alguna clase de orden espontáneo para saber a quien le toca. Mi madrina ya me había advertido que algo similar sucedía con el autobús, entonces no hice el rídiculo, pero aún así me pareció gracioso.

Lo otro fue un conflicto entre la cajera y una pareja. Conflicto quizás sea mucho, un impasse quizás. Tristemente la necesidad de cubrir espacio para que todo el local reconociera que yo era el próximo en cola me impidió oír toda la conversa, pero en la raíz del asunto había un serio problema de comunicación. Mi teoría es que al principio no se entendieron bien, y de ahí en adelante ambas partes prosiguieron a hablarse una a lo otra como si fueran extranjeros. La mujer les gritaba sus preguntas (en un castellano mi juicio perfectamente inteligible), y el hombre de la pareja formulaba sus órdenes apuntando al menú y gesticulando vigorosamente (lo oí muy claramente pedir cubiertos -ojo, no sé para qué - y hacer los gestos respectivos de una forma un tanto exagerada). El resultado final era cómico, aunque creo que parte y parte salieron arrechas del asunto.

La conclusión de mis peripecias en McDonald's es que no había helado. Terminé pidiendo un helado en Burger King que me dejó preguntándome cómo es el spanglish ibérico, todo el nombre estaba en inglés y tuve que terminar diciendo un "dame un asunto de estos de fresa". Que quizás sea spanglish ibérico.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Agnosticismo observante

No entiendo porque la gente que en teoría tiene el cielo disponible no le para bola a conseguirlo. La idea me vino como hace tres semanas y para recordarme anoté eso. Porque en serio no entiendo para nada.

Me explico. Soy agnóstico observante. Como he dicho antes, eso no quiere decir que no tenga derecho a expresar sobre Dios. No. Se refiere a que soy agnóstico y consecuente con mi vaina. No rezo a escondidas cuando me siento desesperado, no comulgo sólo porque me gusta el sabor de la hostia, y en líneas generales evito participar en rituales religiosos. No se me hace muy difícil, por lo que tampoco es que estoy haciendo un inmenso sacrificio renegando de la religiosidad. Hay que ver que las misas suelen ser aburridísimas.

Que sea agnóstico, sin embargo, no quiere decir que no me gustaría creer. Todo eso de la vida después de la muerte me parece genial, y seguramente aliviaría mi angustia existencial acerca de la muerte. Poder creer que hay alguien, que siempre habrá alguien, que me quiere y está dispuesto a ayudar debe ser bastante confortante también. Es por eso que no entiendo la gente que cree, y después hace como si nada. Especialmente a los que escogen, de literalmente centenares de forma de creer, una sola, para posteriormente cagarse en la madre de sus preceptos.

La religión, como yo la entiendo al menos, implica un acuerdo entre el creyente y la iglesia escogida. Sigues ciertas reglas, y se te recompensará en la vida oyendo tus rezos, y en la muerte con el cielo. Sé que estoy simplificando mucho, pero más o menos es eso. Lo que aparentemente suscita controversia es eso de seguir las reglas. La creencia imperante ahora es que las normas religiosas son flexibles, maleables, pueden ser escogidas y descartadas. Por ejemplo lo de los Diez Mandamientos. Están en la misma página de la Biblia, pero el de "no cometerás actos impuros" aparentemente tiene menos peso que "no matarás". Fornicación, meh, Dios seguro no le para a eso; matar, joder, al Infierno directo. Religión a la carte.

Con los ritos es peor todavía, y si sigo con el catolicismo es porque conozco es católicos. Aparentemente comulgar sin confesarse no es pa tanto, pero el bautismo y la primera comunión son algo sagrado. Y con las interpretaciones ni hablar. Hay personas para las que la posición de estar en contra del uso de los condones es algo primitivo, la de estar en contra de los homosexualidad no suscita mucha controversia, y que a la vez aplauden y ovacacionan la oposición al aborto. De lo que tengo entendido la Iglesia Católica no ofrece un menú ejecutivo de preceptos que te permiten escoger tres de cinco o algó así. Es una vaina de paquete completo, y sino para eso hay otras agrupaciones.

Yo sé que me estoy metiendo con algo sensible. Además, me parece que el hecho que los creyentes no sean fanáticos es algo positivo. Aún así me cuesta comprender. Existe un montón de gente que cree en la posibilidad de la vida eterna, pero no se esfuerza mucho para conseguirla. Escogen pertenecer a una organización que les ayuda a alcanzarla, pero después ignoran sus dictámenes. Además, si están en desacuerdo con los preceptos una de las organizaciones, rara vez deciden cambiarse a otra que se acomode más a sus creencias. ¿No es irracional? Supongo que intentar inyectarle racionalidad a la religión es muy complicado.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Quéjense bonito

En un grupo de personas al cual dedico mucho tiempo hay dos personas que se quejan mucho, pero que son muy distintas. Quiero que una de ellas se caiga al Guaire cuando se está quejando, mientras que la otra me da risa y todo. He oído a muchas personas decir: "el me cae terrible, se la pasa quejándose". Yo creo hacen un mal diagnóstico del problema. La verdad es lo que cae mal es quejarse feo. Si se quejara bonito te parecería la persona más divertida del mundo.

Quejarse bonito no es algo sencillo de hacer,. Todos los quejones exitosos del mundo tenemos nuestra forma particular de hacerlo. Yo ironizo y hago chistecitos cretinos. No es la única estrategia exitosa pero me funciona.

Las personas que se quejan feo sufren de varios grandes problemas. Unos creen que quejarse se limita a describir una situación que causó incomodidad. No le ponen picante al asunto, no exageran, no actúan; se limitan a relatar los hechos como si fuera un noticiero en primera persona. "Salí de mi casa. Pisé los excrementos de un perro. Olí a pupú el resto del día. Se metieron conmigo en el trabajo. Odio a Venezuela, a los venezolanos, a sus perros." Aburrido.

Después está la gente que a la hora de quejarse busca empatía. Busca que uno sienta lo que están sintiendo, que uno comparta su odio hacia el mundo y su lugar en él. Esta gente sí exagera, a veces demasiado; actúan y sobreactúan. Los cuentos a menudo pueden ser hasta buenos. Pero uno no se siente autorizado a disfrutar el cuento. Este tipo de quejón no quiere descargar su miseria, sino hacer a los demás tan miserables como él.

De ahí a la gente que cree que el mundo conspira en su contra. Son historias de tragedias personalistas, paranóicas. Es la gente que no se conforma que decir que pisó pupú. Tiene que contarte todas las razones por las que era el peor día posible para pisar pupú. No sonríen a su patético destino, sino que se enfrentan a él con la más profunda amargura.

Pero el quejica que menos aguanto es quejica predicante. Si el mundo fuera más como él, no tendría que desatar su furia sobre los oídos de sus inocentes víctimas, a las que atormenta con relatos de su inmensa virtud y la iniquidad del mundo. No tiene la modestia para burlarse de si mismo, para encontrar atisbos de nobleza en la conducta de otros. El mundo es una mierda, y él tiene la solución. A lo que digo: "puede que la tengas, pero de ti no quiero oírla".

Si algún lector se sintió en algún momento aludido en la descripción de los malos quejones, está a tiempo de remediar la situación. Traten de quejarse bonito. O dejen de quejarse y punto.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

La Guerra

En honor al 70 aniversario del inicio de la Segunda Guerra Mundial:

"La guerra es una serie de catástrofes que resulta en una victoria"

- Georges Clemenceau

lunes, 31 de agosto de 2009

Pa' los 'frescos

El otro día fui a la Central a comprar películas con mi hermano, y para poder estacionar los vigilantes nos pidieron "pa' los frescos", indicando además que el pago es justo después de haber estacionado. Para que no tengan que esforzarse mucho para cobrar supongo. Dado que no teníamos sencillo, nos vimos obligados a darle al vigilante un billete de 5. Y descubrí la lógica de pedir pa' los frescos.

Hasta que le dimos el billete de 5 al vigilante, pensaba que lo de los frescos era simplemente una forma más elegante de pedir dinero que decirlo directamente. Hay gente que ha llegado a dar refrescos cuando le piden pa' los frescos, causando la furia del oficial, con lo que está claro que lo de los frescos es meramente simbólico. Pero, ¿por qué pa' los frescos? ¿Por qué no pal almuerzo, pa' unos Doritos, pa' la educación de mis hijos?

No es asunto de que haga calor. Lo de los frescos es para obligarlo a uno a dar un monto de dinero que efectivamente compre un refresco. Pone un piso al soborno: no puede ser menos de los 3 mil que cuesta una Pepsi en el cafetín local. Todos tenemos nociones de lo que cuesta un refresco, con lo que el dinero a dar está bastante claro. Si no tienes los tres mil, tendrás que dar más, jamás menos. Pedir para un almuerzo sería como mucho dinero, para unos Doritos como poco. Por eso es que nos piden pa' los frescos: es la tarifa estándar de soborno nacional.

sábado, 29 de agosto de 2009

Teología paterna


Desde que vi la foto de una amiga en su Primera Comunión y le pregunté para que ritual arcano la vistieron de novia, mis amigos se han metido con mi falta de conocimiento religioso. Cumplo con el placer de transmitirle la nueva teoría teológica de mi padre, para que vean que con saber que es una Primera Comunión ya he llegado lejos.

El cuento es así. Mi devoto padre se consigue con una estampita del Arcángel San Miguel, que mi neo-pagana (dejemos eso para otros día) madre le ha puesto en algún lado de la camioneta. Crea un incidente doméstico, ya que él alega no que quiere tener a un criminal pseudo-chavista como San Miguel defendiéndolo. Ya que está en eso prefiere el ángel guardián de los Kennedy.

El quid aquí es lo de criminal pseudo-chavista. Para que se imaginen la estampita, parecida a la imagen que encuentran al principio, sale un Arcángel rubio, con capa roja, aplastando con su bota a Lucifer, y no contento con eso, amenazando claramente con clavarle una espada. La teoría de mi padre es que Lucifer es un ángel insurgente, que exige elecciones democráticas en lo que era hasta ese momento una autocracia triunviral. El triunvirato obviamente son el Padre, Chucho (hay una cuestión de teología delicada aquí: ¿el Hijo existía antes de llegar Jesús a la Tierra?) y Campanita (alias el Espíritu Santo). Harto de la quejadera, el Padre manda a sus matones a reprimir a los manifestantes, y como se puede ver, ciertamente hubo violencia. Dada su capa roja y su cabellera rubia, el Arcángel San Miguel vendría siendo un equivalente a Lina Ron, y los otros Arcángeles líderes de grupos como La Piedrita.

Con esa formación religiosa, tienen suerte que me sepa el Padrenuestro.

viernes, 28 de agosto de 2009

Nuevos inicios

En un esfuerzo por depurar un poco el contenido de este blog, esta semana me he puesto a escribir en dos nuevos lugares.

GBA me invitó a participar en "The Korova Milk Bar" aprovechando el hecho de que leo bastante. Básicamente mi crítica semestral de libros la haré ahí, con alguna mayor frecuencia para justificar mi presencia como colaborador. El blog en sí es algo bastante ecléctico (no puedo decir que tenga un tema definido) y bien divertido.

La otra es un proyecto que llevaba un buen rato gestándose y por fin volvió la gente de vacaciones y nos enseriamos. Es un blog en colaboración con un par de buenos amigos al que después de larga discusión (y darme cuenta que tengo escasa creatividad para los nombres, como pueden ver con el nombre de este blog) le pusimos "Sin el Chivo y sin el Mecate". Nace por varios motivos. Entre ellos está el hecho de que lo que escribo en este blog no pretendo que sea tomado muy en serio, mientras que mis opiniones políticas sí. También que la blogosfera política venezolana de lo que yo sé se resume a "The Caracas Chronicles" y un par de blogs más. Por favor corríjanme si estoy equivocado y hay algo más que valga la pena leer por ahí, que en serio quiero saber.

Bueno, esos son los anuncios del día. Volveremos a nuestra programación convencional cuando tenga nuevas ideas.

martes, 25 de agosto de 2009

Pregunta cretina II

Después de pasar un minuto intentando abrir una botella de cerveza con las manos antes de conseguir el destapador.

¿Por qué siguen haciendo botellas de cerveza que no son de rosca?

domingo, 23 de agosto de 2009

La historia del futuro

Cuando me leo una biografía, siempre tengo el sentimiento de que la historia está incompleta. Mientras más antiguo sea el personaje, más falta en nuestro conocimiento de él, menos fuentes auténticas existen para indicarnos quién fue. En teoría las autobiografías pueden llenar algunos vacíos (por ejemplo la infancia, o los pensamientos más íntimos de la persona) pero en la práctica dudo que funcione así. No creo que exista en el mundo gente con suficiente honestidad como para no retocar su vida, editando los detalles incómodos.

Por eso cuando me pongo a pensar en la historia del futuro tengo la esperanza de que será bastante más honesta. Todas estas tecnologías invasoras de privacidad dejan fé pública de quien eres y quien has sido, de quienes son tus amigos, y quienes dejaron de serlo. Sólo hace falta meterse en Facebook para tener buenas nociones. Y Facebook es sólo el principio.

Si algún día llego a ser alguien que merezca tener biógrafo, se tendrá que leer el contenido completo de este blog para trazar la evolución del pensamiento zurimendiano (¿zurimendístico? ¿zuriméndico?). Tendré que soportar en silencio las suposiciones cretinas que seguramente se harán acerca de detalles a los que nunca le di gran importancia, pero al menos las suposiciones cretinas se basarán en algo que de hecho escribí. En vez de tener que desempolvar cartas viejas, algunas perdidas y otras con letra horrible, mi biógrafo se podrá meter en mi cuenta de correo para ver mis comunicaciones con otra gente. Si alguna base de datos guarda los mensajitos de textos, hasta sería posible averiguar lo que hecho por buena parte de los días de los últimos tres años.

Aunque nos abrimos blogs, tenemos cuentas de correo, y nos metemos en Facebook y Twitter voluntariamente, sin que nadie nos obligue, todos nos hemos quejado en algún momento de nuestra pérdida de privacidad. A mi me consuela un pelo tener una mejor biografía.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Pregunta cretina I

Me vino a mente oyendo las noticias:

¿Incluyen al tipo que se suicidó en la cifra de muertos de los ataques suicidas?

martes, 18 de agosto de 2009

Las reglas del spanglish

Los venezolanos, incluyéndome, somos bastante amigos del "spanglish". A alguna gente le parece de terrible gusto; a otros de una sifrinería insoportable, clasista, ofensivo, y señal de falta de conocimiento del castellano. A mi en cambio me gusta bastante. Sin embargo, la aceptación y el apoyo al uso del spanglish no quiere decir que este no tenga reglas. Son tácitas, sí, y también dependen del grupo, pero ahí están.

Las primeras normas se tratan de cuándo se debe usar. Hay casos en que usar inglés efectivamente es indicativo de falta de conocimiento del castellano, con lo que el spanglish debe ser evitado. En otras palabras, si existe palabra o expresión igualmente efectiva en castellano que en inglés, se debe usar la versión en castellano. El asunto es que abundan casos en que la palabra no existe en castellano, con lo que se pierde mucho usando traducciones inferiores. Ejemplos hay a granel: "condescending", "lewd", "foreboding" y "patronizing" son lo que me viene a mente ahora. La otra situación en que se puede usar palabras solitarias en inglés es cuándo la palabra simplemente suena mejor: "sobreentusiasta" es un ejemplo de una palabra que es demasiado enredada en español para que merezca mucho uso cuando existe "overeager". Quizás sea privilegiar la estética sobre el correcto uso del idioma, pero me parece que es una pérdida aceptable.

Esta reglas sirven para las palabras específicas, y se pueden aplicar a las expresiones en general. Yo caigo muchas veces en traducir expresiones de inglés a castellano, lo que tiene el problema de que pierden todo significado en el camino. Mejor sería sincerarme y decirlas en inglés. Pero las normas de cuándo se usa el spanglish ni se acercan a ser tan complicadas como las normas de cómo se usa. Toda palabra importada del inglés tiene tres formas de pronunciarse: la niche, la Penzini (sobrepronunciación exagerada), y la correcta. Las líneas entre una y otra son sutiles y varían entre palabra y palabra. Pronunciar la palabra en inglés impecable es caer en una variación del complejo Penzini (por la parte de inglés impecable), pero castellanizar del todo tampoco está bien. Hay que encontrar un feliz término medio, el que separa al buen spanglish de sus corrupciones. Tienes que hacer entender que hablas inglés a la perfección, pero que eres lo suficientemente modesto como para no echárselo a la gente en la cara.

Estas son las reglas del spanglish hablado. Con respecto al spanglish escrito habrán otras versiones, pero para mi excepto en la literatura no hay sino una forma aceptable: no usarlo.

jueves, 13 de agosto de 2009

Esto es un asalto

Una escena de mi vida que merece ser compartida. La escena, la Avenida las Acacias de la Florida, volviendo a mi casa. 4 de la tarde, más o menos. Casi seguramente venía leyendo, pero había dejado el libro para pensar un rato. Un motorizado se me para al lado.

-Motorizado: ¡Dame tu teléfono!
- Yo: ¿Cómo?
- Motorizado: ¡Que me des tu teléfono!
- Yo: ¡No!

Sigo caminando por calle como si nada. Pienso que es bastante mala educación pedir un celular prestado de esa forma. Sin por favor ni nada. ¿Qué paso con la moral y las buenas costumbres? Sólo al llegar a mi casa me doy cuenta que fue un intento de asalto. La verdad es que hasta que comparto el cuento no estoy seguro.

Supongo que a ustedes les hace gracia que me intenten asaltar y no me dé cuenta. Acepto que es bastante curioso. Pero creo que el problema es del motorizado. Quizás piense que la gente está tan asustada que ni amenazas concretas hacen falta, que la sola presencia de un desconocido pidiendo algo lleva al venezolano a entregar lo que tiene encima. Pero, como pueden ver, alguna gente está lo suficientemente calmada, por el motivo que sea, para que eso no funcione. ¿Qué sucedió con la noción de avisar que es un asalto? ¿Tan flojos se han vuelto nuestros criminales que ni un cuchillito sacan? Ni una pistola pido, por el amor a Dios. Mi teoría es que con tanto criminal los que saben lo que están haciendo se están dedicando a crímenes mayores. A los potenciales asaltados no nos toca más que amateurs.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Justificaciones innecesarias

Leo mucho y en todos lados. Trato de no salir de mi casa sin un libro, y cuando lo hago casi siempre me arrepiento. Gracias a leer mucho, he desarrollado talentos bastante excéntricos. He adquirido una capacidad considerable para bloquear sonidos molestos, que pueden ser desde el ruido de la calle, a conversaciones aburridas y profesores tediosos. Puedo leer caminando, y lo hago con mucha frecuencia. También leo bastante rápido. Pero el asunto tiene sus desventajas. Me hace una persona bastante menos social.

Es sencillo. Poder leer a toda hora, en todos lados (con poca luz, sin luz, en acción o inmóvil como dice una publicidad de cámara) hace que los libros compitan con la gente. Prefiero hace trámites yo solo, porque no la paso mal leyendo. Además, tengo la teoría de que la conversa empeora cuando estás obligado a compartir tiempo con otra persona. Por poner otro ejemplo, salvo contadas excepciones, prefiero moverme en Metro que pedir colas. En ese caso al riesgo de que la conversación se ponga fastidiosa se le suma el hecho de que no me gusta estar en un carro. Y así sucesivamente. Tener un buen plan B para mi ocio hace que quiera estar menos tiempo con otras personas. No creo que sea del todo bueno, pero simplemente es.

lunes, 10 de agosto de 2009

Del filisteísmo

Corro el riesgo de volverme una persona bastante desagradable. Una persona despreciada por la mayoría de las personas que la conocen, y a quien insultan con frecuencia cuando no está presente. Una persona con la que nadie quiere hablar por lo insufrible de su conversa. Una persona pretenciosa.

Por eso agradezco haber visto "The Squid and the Whale" (una película independiente que ahora que lo pienso no ayuda a no parecer pretencioso, pero ya llego al punto). El personaje principal (Bernard) es un escritor que alguna vez fue exitoso pero ahora es un fracasado. Tiene esta conversa con su hijo Frank:

Bernard: Ivan is fine but he's not a serious guy, he's a philistine.
Frank: What's a philistine?
Bernard: It's a guy who doesn't care about books and interesting films and things. Your mother's brother Ned is also a philistine.

Dos cosas. En primer lugar el concepto de filisteo me parece genial, y me siento muy tentado de usarlo frecuentemente como insulto. El problema es que no quiero usarlo como insulto, porque quiero ser como Bernard. Usar filisteo como insulto quiere decir que desprecio al resto de la humanidad porque no comparte mis gustos. Dudo mucho que en el futuro tenga amigos que no compartan mis gustos, y especialmente tenga amigos que no lean. Sin embargo, aspiro que si no llego a ser todo lo que quiero ser, mi consolación no sea pensar que todo mundo es un filisteo; que ser pretencioso ni llegue a definir quien soy.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Aventuras burocráticas

Con mi salida del país acercándose me he visto obligado a pasar una tajada fastidiosa de mi tiempo haciendo trámites. Hoy por ejemplo me volví a sacar la cédula porque cambié de firma; en la foto sale una cabeza flotante cual fantasma de Harry Potter porque llevaba una camisa amarilla que la cámara de la ONIDEX no sabe diferenciar de blanco. Sumado eso a mi palidez natural... dejémoslo en que hay mucho blanco en la foto. Pero el punto no es ese.

Supongo que la gente que hace trámites públicos todos los días, como mis amigos pasantes de abogado que mucho compadezco, no se detiene a fijarse en pendejadas. A mi me ha dado por ahí. No pretendo que mis lo que diré sea original, honestamente lo dudo mucho, pero creo que el trabajo de burócrata juega mucho con la mente de las personas.

Todo burócrata, por muy insignificante que sea su función, se siente investido de una especial dignidad. Más temprano hoy la posibilidad de que alguien haya vendido su puesto en la cola desató la furia divina de la onidexista de turno. La simple idea de que ella, representante que una de las más dignas oficinas del Estado, pudiera coludir en tan horroroso acto de corrupción (que no es corrupción, y tampoco veo que tiene de malo) pareció atacar lo más profundo de su ser. Lo mismo pasa si osas sugerir que sabes más que la persona que te está atendiendo. En el mejor de los casos, tienes que repetirte tres veces para que crean que, quizás, dijiste algo coherente; normalmente simplemente te ignoran; y en el peor de los casos se ofenden y te joden. Lo que me parece peor es que medio entiendo su actitud. Pónganse en sus zapatos. Tu vida laboral entera gira alrededor de cumplir unas funciones rutinarias y estrictamente limitadas. Te sugieren, descaradamente, que ni siquiera tus muy limitadas funciones las puedes hacer bien. ¿No te arrecharías?

Otra cosa que me preocupa de la mente burocrática es el sentimiento de impotencia que produce, no el solicitante, sino en el mismo burócrata. El burócrata tiene que cumplir una función muy limitada y claramente definida. No puede hacer nada que se salga de eso. De hecho, puede que le parezcan absurdas muchas de las cosas que tiene que hacer. Por eso creo que se molestan tanto cuando les pides algo que no pueden hacer, les echa en cara su impotencia. Algunos en serio serán unos pendejos que no quieren ayudar, pero prefiero creer que descargan en los peticionarios su frustración por no poder ayudar.

Algo que al menos a mi me pasa con mucha frecuencia es el ping-pong oficinesco. Que esto no es acá, sino allá, y cuando vas para allá te dices que es en otro lado, que a la vez te dice que era en lugar que fuiste de primero, que obviamente ya cerró. Uno piensa que lo hacen con mala intención, pero la clave al asunto es que el burócrata odia su trabajo. Yo también lo odiaría. Por eso, quiere trabajar lo menos posible y se trata de deshacer de las personas en vez de ayudar.

No dudo que existan Cretinos, así con "c" mayúscula, que expresan su odio al mundo explotando al máximo la mínima cuota de poder que tienen. Pero prefiero tener fé en las personas, y creer que es la naturaleza de su trabajo lo que hace del burócrata lo que es. Por eso, tenemos que darle gracias a las computadoras, que han reducido considerablemente el número de personas que tienen que dedicarse a llenar planillas y sellar papeles en este mundo. Luchemos contra la corrupción, sí, pero no me parecería raro que algunos burócratas caigan en ella, no tanto por el dinero, sino para superar el tedio de su trabajo, para ponerle un poco de picante al papeleo. Mejoremos, un pelo al menos, nuestra actituda hacia ellos. Yo cuando menos trato de enfrentarme con una sonrisa al burócrata, con mucha frecuencia burlona, pero que espero que revele algún sentimiento de complicidad. Y por último, si algo debiera motivarnos luchar contra la expansión del Estado es el triste destino del burócrata.

domingo, 2 de agosto de 2009

Mi concepto de insolencia

"Nous aimons la franchise de ceux qui nous aiment. La franchise des autres s’appelle insolence."

"Nos gusta la franqueza de aquellos a quienes gustamos. La franqueza de los demás se llama insolencia."

-André Maurois

Tan cierto que no lo voy a contaminar explicando. Si alguien logra una traducción más elegante, dígalo. Hasta supondré que me caen bien.

jueves, 30 de julio de 2009

Calvos del mundo: ¡Uníos!

Viendo "John Adams" me di cuenta que los primeros años de los Estados Unidos eran una era dórada para sus calvos. Era una época en que la calvicie no podía ser mal vista, en que los calvos eran iguales a quienes tenían la suerte de poseer una abundante cabellera. Posteriormente pasaría de moda el instrumento de nuestra liberación, y volveríamos a la cruel opresión que nos hace objetivo de burlas y comentarios cretinos de cualquier persona.

Os preguntaraís: ¿qué herramienta, que instrumento mágico tiene la capacidad de eliminar esta discriminación tan injusta? Os digo, amigos míos, que la peluca es la herramienta que nos devolverá la dignidad. Hubo una época en que todo hombre que se preciara llevaba peluca, independiente del hecho que tuviera pelo propio o no. En esos hermosos tiempos, la peluca era un símbolo de clase, una manifestación física de la importancia que tenías en el mundo. Hay que volver a esos tiempos.

Os preguntaraís: ¿cómo hacemos, Zurimendi, Libertador de los Calvos? ¿Quién nos guiará en las luchas que siguen? Os propongo que formemos una coalición política, una inmensa Liga Calva, que busque rectificar los agravios históricos a los que hemos estado sometidos, que organice a los calvos del mundo en una fuerza de incalculable poder. Porque la calvicie no entiende de blanco y de negro; de cristiano, de musulmán, o de ateo; de pobre o rico; de chavista, opositor, o ni-ni: es un azote que afecta a todos por igual. Nuestra Causa es una causa auténticamente popular.

Os preguntaraís ahora: ¿qué haremos con nuestro poderío? ¿Para qué elevados propósitos usaremos nuestra influencia? Como un paso inicial, propongo que exijamos que en la foto de la cédula sea obligatorio llevar peluca. El propósito de esto es que las personas se acostumbren al uso de esta herramienta de liberación, allandando así el camino a otros logros. Después exigeremos a todo funcionario público usar peluca en el ejercicio de sus funciones. Además de popularizar su uso, les dará una dignidad de la cual, francamente, están muy necesitados. Una vez logrado esto, habremos preparado el ambiente para nuestro objetivo final: la Ley Para la Educación y Liberación del Usuario con escasez CApilar, o ley PELUCA. Ella, entre otras cosas, obligará a todo ciudadano venezolano a llevar peluca en los espacios público, so pena de que se les afeite la cabeza y les sea tatuado "Infractor" en el cuero cabelludo.

Por último, hermanos, os preguntaraís: ¿cómo lograremos superar los intereses poderosos que se organizan en nuestro contra? Amigos, os digo que teneís razón. Nuestros enemigos son muchos y poderosos. Multinacionales malvadas, como Procter, o Johnson, dependen de nuestro sentimiento de culpa e inferioridad para vender sus porquerías. Embaucadores criminales, creadores de falsas esperanzas, como la gente de Ervamatin o Rogaine, se alimentan de nuestra opresión. Empresarios peluqueros, como Carmelo o Sandro, se resistirán con todo su poderío. Veo en el futuro marchas de peluqueros por Sabana Grande, escoltados por promotoras distribuyendo muestras de Head and Shoulders. Pero venceremos.

Nosotros también tenemos fuerzas poderosas de nuestro lado. La industria de la peluca seguramente nos defenderá a capa y espada, al igual que las multinacionales del talco. Millares de personas verán en la venta de su cabellera un brillante futuro, en el cual no tienen sino que esperar que su pelo crezca para ganarse la vida. Centenares de miles de esposas de calvos verán en nuestros ideales la salvación de su matrimonio. Los hijos de calvos, conscientes de las inflexibles leyes de la genética, verán en nuestra Causa su liberación. No tenemos sino que extenderles la mano para ver como se unen a nuestra Lucha. Pero nada de esto puede sustutuir nuestra mayor fuerza: la unidad calva. Es por eso que os digo:

Calvos del mundo: ¡Uníos!

Igor Zurimendi V.
Presidente Fundador de la Liga Calva, Sección Venezuela

lunes, 27 de julio de 2009

John Adams


Ayer terminé de ver la miniserie de HBO de John Adams, y tengo que decir que se ha convertido en mi miniserie favorita (tampoco he visto demasiadas miniseries, ojo). Está extraordinariamente bien actuada (especialmente Laura Linney, que hace de la esposa de John Adams), el guión es muy bueno, y la producción es genial. Pero lo que más me gustó, quizás porque soy fanático de la historia, es el realismo de la miniserie. Fue algo que me sorprendió muy agradablemente. Tenemos- seamos venezolanos, gringos, o lo que sea- una tendencia a romantizar el pasado. La tendencia es especialmente grave para los grandes momentos de la historia como la independencia de los Estados Unidos, que se han llenado de un aura de misticismo que dista bastante de la realidad. La belleza de esta miniserie, para mi cuando menos, es que nos quiere decir algo: la verdadera historia de la Indepencia estadounidense, es distinta de la imagen idealizada que se tiene de ella. Nos hace entender, que aún sin adornos, la historia es algo increíble y hermoso.

Para comenzar con un detalle: los dientes. "John Adams" es la única serie, miniserie, película o lo que fuere con pretensiones a ser histórica en la que recuerdo que la gente tiene dientes horribles. No torcidos, amarillentos y separados; a medida que la gente envejece en la serie los dientes se les empiezan a podrir y punto. Es asqueroso, pero antes del desarrollo de la higiene dental, le pasaba a todo el mundo, y la mayor parte del cine histórico simplemente decide olvidar eso.

La esclavitud también está tratada, muy sutilmente, pero tratada. De vez en cuando, al mismo tiempo que nacen los Estados Unidos, la cámara enfoca a unos esclavos viviendo en miseria total, explotados y marginados. No sé comenta mucho, de hecho, puede que no hayan más de 5 o 6 frases acerca de la esclavitud en la miniserie, pero está ahí, presente. Te da a entender, sin explayarse en un tema que tiene poco que vez con la vida del personaje, la gran contradicción con que nació Estados Unidos.

Lo de la esclavitud se vincula con otro tema que toca la serie: la sencillez de la vida de Adams, y la diferencia entre Norte y Sur. Cuando pierde la reelección, el protagonista vuelve a su granja, a trabajar en el campo. Cuando va a Europa, no se siente a gusto con los franceses, a quienes ve como amorales y corruptos. Esto contrasta con la vida de Jefferson, otro personaje importante en la miniserie. Él sí se siente a gusto en Europa, cuando él deja de ser Presidente vuelve a una mansión llena de esclavos. Otra vez con sutileza, están las diferencias enre el Sur aristocrático, y el Norte, o más bien la Nueva Inglaterra puritana y campesina.

Pero quizás lo mejor de la serie es el sentimiento de improvisación que te deja. Los Padres Fundadores de Estados Unidos estabán improvisando, no tenían ni idea de que hacer por el simple hecho de que nadie lo había hecho antes. Ves como Adams tuvo que persuadir a los otros diputados para firmar la Declaración de Independencia (lo cual sale retratado como algo bastante díficil), como cada paso que tomaban, desde fundar un ejército a mandar misiones diplomáticas o escoger el título del jefe de Estado, era una aventura porque no habían precedentes para lo que estaban haciendo. Entiendes perfectamente como hacían cosas extraordinarias, con consciencia de saber que era algo grande pero sin tener nada claro. La aprobación de la Declaración de la Independencia no es celebrada con un aplauso estrenduoso, sino con un sentido de sorpresa y asombro por lo que estaban haciendo.

En resumen, "John Adams" logra combinar la autencidad histórica con una trama entretenida y emocionante. Lo único que puede tener malo es que a veces es demasiado auténtico, por ejemplo, cuando Adams va a Europa, compartes totalmente su opinión de que fue un desperdicio de tiempo.