viernes, 5 de junio de 2009

Traumas verbales

Una de las consecuencias más patéticas de la crisis venezolana (a la que, en una nota aparte, ya es hora de buscarle otro nombre, ya está largo como para crisis) es que todos creen (¿mos?) tener LA explicación de por qué sucedió. Nada expresa la confianza en saber el porqué llegamos a esto (creo que no hay necesidad de describir "esto") mejor que la célebre frase "por eso estamos como estamos".

Es simpático como ver como cada venezolano cree saber la causa de nuestra ruina. Pensé que había oído explicaciones rebuscadas, hasta que el otro día me dijeron que estamos así porque no sabemos redactar y expresar nuestras ideas, ni más ni menos. Sonará particularmente absurda como causa de la crisis, pero refleja una característica común a los "por eso estamos como estamos": siempre es porque no me han parado a mi o a mi grupo, nunca es por algo en que he participado. En ese sentido, el señor profesional de la redacción no es muy distinto al politólogo o sociólogo que cree que la causa de cómo estamos se encuentran enteramente en su área de experticie.

Entiendo la tentación de reducir el porqué de nuestros problemas a una sola frase, los hace más pequeños, más fáciles de manejar, la solución está a la vuelta de la esquina. Si todos tuviéramos (o hubiéramos tenido) una mayor consciencia social, por usar una de las explicaciones que están en boga, ¡pow!, todos nuestros problemas desvanecerían. No seré yo quien diga que estamos como estamos por creer que sabemos porque estamos como estamos. Pero no veo que nos haga mucho bien.

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