sábado, 16 de mayo de 2009

Proteccionismo floral

Volviendo de un examen no encuentro nada bueno en la radio y pongo el programa de Valentina Quintero. Está entrevistando a un floricultor, a quien, para mi sorpresa, le está yendo del carajo. Tiene una finca en Mérida, una en la Colonia Tovar, y otra en otro lado, todo un empresario venezolano. Comienza la entrevista con uno de esos conmovedores cuentos del abuelo que fundó la empresa, y los descendientes que siguen el camino que el trazó, y después pasan a discutir las flores que cultiva, etc.

Lo interesante viene cuándo le preguntar al señor como hizo para tener un negocio tan exitoso. No me debió haber sorprendido la respuesta, pero aún así lo hizo. Nuestro sabio gobierno, allá por el 2002, decidió prohibir la importación de flores a Venezuela, con el objetivo de favorecer la producción nacional. Obviamente al ministro responsable de tan genial medida los floricultores de Venezuela le han regalado placas y condecoraciones por tan extaordinario servicio a la patria (lo peor es que el tipo lo dijo abiertamente), que ha impedido que nuestra noble y estratégica industria de la flor haya sido consumida por la vil Colombia.

Llevo tiempo sin oír un ataque tan eficaz al proteccionismo como el que me dio, enteramente por accidente, el programa de Valentina Quintero. Al principio todo suena genial, la producción nacional de flores se incrementó un 300%, ¿qué puede tener eso de malo? También se están produciendo cantidad de flores en Venezuela que no se producían antes, hasta tulipanes, que antes se importaban de Holanda. Te das cuenta de lo turbio del asunto cuando Valentina inocentemente le pregunta al floricultor si él exporta. En algún momento si exportaban flores a Italia responde. Pero ahora, las condiciones del mercado interno son tan favorables que no vale la pena. Las flores en Venezuela tienen mejor precio que en la Quinta Avenida de Nueva York.
¿Cómo? Según el hombre, ponga la tasa de cambio que pongas, en ningún lugar del mundo las flores tienen mejor precio que en Venezuela. Claro, lo que para él es "mejor precio" para el resto de los venezolanos es un robo. Además cuando le sumas el hecho que por el privilegio de tener las flores más caras del mundo, estamos dando créditos blandos a esta gente, entre otras medidas que con todo el descaro del mundo describió el hombre de las flores.

Yo me hubiera muerto de pena describiendo como el gobierno me da dinero para vender un producto a un precio artificialmente alto, pero al tipo le pareció de lo más normal. Por eso me parece este un caso anti-proteccionista perfecto; además que nos están jodiendo (a los consumidores y contribuyentes) por todos lados, a los beneficiarios no les parece esto un privilegio extraordinario, sino una retribución por sus esfuerzos.

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