lunes, 29 de diciembre de 2008

Breve explicación

Hay gente que ha preguntado que quiere decir lo de hipologófobo emodeficiente que sale en mi descripción personal. Parte de la explicación es que no se me ocurría nada original que poner hasta que pensé en inventar dos palabras y eso es lo que hice. El resto es que las palabras cuadran algo con quien soy, sin ser en exceso prepotente en la descripción (aunque creo que inventar palabras es peor aún, pero ya que se hace).

Ok, emodeficiente es sencillo. Tengo un rango emocional reducido. Ojo, no es que me lo haya dicho un psiquiatra, psicólogo o equivalente, simplemente es así. No me entristezco en exceso, ni odio, ni me pongo eufórico. Mis arrecheras duran aproximadamente tres horas, y tengo que hacer un esfuerzo consciente para sentir resentimiento. Para lo bueno tampoco siento demasiado, podría ganarme la lotería y no alegrarme más que un par de horas, y de hecho cuando me gano algo mi alegría dura menos que eso. En conclusión, simplemente creo que tengo menos emociones que la media.

Lo de hipologófobo es invento mío del todo. Fobo, viene de la fobia de toda la vida: miedo, aversión, etc. Hipologo, es que sabe poco: hipo es poco, y logos es conocomiento (piensen en geología y todas esas cosas que terminan en logía, de ahí salió la idea). Hipologofobia, por tanto, es aversión a la gente bruta. No me enorgullezco particularmente del tema, y dudo profundamente que me vaya a hacer la vida más fácil. El caso es que cada vez que alguien dice una idiotez, siento la necesidad de hacerle entender lo que equivocado que está, para que nunca sienta la tentación de volver a profanar la palabra humana con sus comentarios. No tengo amigos brutos, simplemente no puedo respetarlos y las amistades empiezan por el respeto mutuo (al menos las mías). Y así sucesivamente. Porqué entre todas mis cualidades, características, o lo que quieran, escogí a esas dos se los dejo a ustedes.

jueves, 18 de diciembre de 2008

El genio de Jardiel Poncela

Hace poco me leí "Amor se escribe sin hache", una novela humorística de Enrique Jardiel Poncela, y antes de prestarla quería compartir algunas frases de él que me parecen geniales. El libro en sí está bastante lleno se comentarios divertidos, pero lo mejor sin duda es el prólogo en que se describe a si mismo, y está lleno de una ironía fina que me gustaría poder igualar. La nota biográfica: Jardiel Poncela es un autor español de la primera mitad del siglo XX (la historia de España de esa época me encanta, de paso), que murió a los 50 y tantos. Sin más preámbulos, mis frases preferidas:

- ... no creo que Dios ayude al que madruga: ahí están las gallinas que, a pesar de que se levantan con el alba, envejecen poniendo huevos a los demás y acaban muriendo en la cazuela.
- Odio a los fatuos, y si las Leyes no existieran, dedicaría las tardes a asesinar a tiros de pistola a todos los fatuos que conozco. También asesinaría a los que ahuecan la voz para hablar. Y a los que hablan alto sin ahuecar la voz. En resumen: asesinaría a bastante gente.
- Pero cuando he sabido que una persona me difamaba, le he retirado el saludo de un modo automático. Con este sistema, que recomiendo, me he suprimido el trabajo de hablar con mucho imbécil.
- Me gusta charlar...; pero procuro charlar poco con grandes artistas para no embrutecerme.
- No seré yo -¡oh, no!- el que estampe aquí numerosos elogios de los autores viejos, puesto que los autores viejos rarísimas veces estampan elogios de los autores jóvenes.
- Don Juan Tenorio no era, a mi juicio, ni un caso clínico ni un héroe; era, sencillamente, un cretino sin ocupaciones importantes.

Definiciones, de "Para leer mientras sube el ascensor":
- Mudanza: incendio sin llamas.
- Novela de 300 páginas: ladrillo combustible.
- Hay ascensor: no funciona.
- Adulterio: fatiga de uno provocado por el trato de dos y concluida con la regla de tres.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Ustedes saben quiénes son

Sí lo saben. O espero que lo sepan. ¿Cómo pueden no darse cuenta que se le ven todos los interiores y media nalga de vez en cuando? ¿No saben que irrita a la vista, que distrae la atención como un gato atropellado? ¿Es que es una discreta forma de mostarse sus atributos, o alguna clase de perversión sexual socialmente aceptada? ¿Habrán perdido sensibilidad en las nalgas (no sabría porqué y en todo caso no juzgo) y por eso es que no se dan cuenta?

¿Y porqué aceptamos como colectivo que la gente nos ande mostrando su ropa interior? ¿Será que inconscientemente nos atrae? ¿Nos da pena mencionárselo a la persona, más pena que andar viendo interiores? ¿O no nos quejamos para tener la oportunidad de escribir idioteces como esta?

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Límites del humor

¿Exactamente sobre qué no es aceptable bromear? Es algo que definitivamente cambia dependiendo del grupo, algunos toleran más, y otros menos, pero encontrar las reglas universales de sobre qué se puede bromear me parece importante. Evita miradas de asco y sorpresa en vez de carcajadas, risitas incómodas o forzadas en vez de risotadas auténticas, y más que nada evitan que piensen que eres un pendejo.

Primero lo primero, deformidades físicas y muerte no creo que sean temas apropiados, al menos que inicie el proceso de burlarse del tema el afectado. Burlarse de algo que está fuera del control de la persona me parece de pobre gusto, aunque he caído en ello más de una vez. Echar chistes de muertos y como murieron es casi peor aún, creo que nos consuela a todos un pelo al trivializar la muerte, pero a veces pecas de insensible.

Hacer chistes de sexo es como delicado, y depende mucho del público. La noción de la dama inocente que jamás y nunca ha oído nada de sexo cada día pierde realismo (hasta en los colegios de monjas dan educación sexual, a su manera), pero aún así hay gente que se ofende. También hay ciertos chistes que son de un gusto un tanto pobre, es decir, innecesariamente explícitos cuando es mucho más entretenido el método de las indirectas, pero bueno, es cuestión de gustos y no se puede hacer mucho.

Lo otro son chistes racistas, machistas, y sus sucedáneos. En este tema, creálo o no, me he movido hacia la correctitud política. No me parece que tenga nada de particularmente original bromear sobre circumstancias que no nacen de una decisión personal, y prefiero evitarlo en la medida de lo posible.

Ya creo que con eso delimito bien hasta dónde puede llegar el humor. Falta temas como política y religión, pero me parece absurdo que no se pueda bromear sobre eso. La gente escoge sus visiones políticas, y escoge su religión, entonces por mucho que el chiste pueda ofender, trivializar, criticar o ironizar sobre cierta creencia, es una escogencia sentirse ofendido. Ya no poder burlarnos ni de las cosas que los demás han escogido, por todo este absurdo de que "todas las opiniones son válidas" (independientemente de su coherencia es lo que se implica normalmente) es llevar la correctitud política un pelo demasiado lejos.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Yo, yo, yo, yo

¿Hay algo más egocéntrico que redactar un ensayo de admisión? Llevo como una semana en eso, y estoy en un punto donde estoy harto de hablar tanto de mi mismo. Pensé que tenía una capacidad infinita para hablar de mí, pero resulta ser que no, hasta las mejores cosas tienen su límite. Y como el blog es mío, para hablar sobre lo que me pasa a mí y lo que pienso yo, a duras penas tengo algo interesante que contar. Ahora que me pongo a ver no tengo nada. Coño.